De los 91 premios de la paz galardonados desde 1901 a 98 personas y 23 organizaciones, 12 mujeres han sido laureadas con este premio establecido por Nobel en su testamento.
Muchas son las contribuciones de las mujeres a la paz, desde las enseñanzas que han legado a la humanidad mediante la utilización de formas pacíficas por la lucha de derechos hasta las aportaciones que se realizan continuamente para la negociación de conflictos y la reconstrucción después de los mismos. Estas son tres mujeres que, una vez más, nos enseñan que la lucha no violenta por los derechos humanos es el mejor ejemplo a seguir por la humanidad.
Ellen Johnson Sirleaf. Nacida en Monrovia en 1938 es la actual presidenta de Liberia y la primera presidenta electa en África. Toda su vida vivió persecuciones y exilios en un país con una historia política convulsa y en extremo violenta, pero no dejó de regresar e insistir en la reconstrucción pacífica de los derechos fundamentales en Liberia. Johnson-Sirleaf es miembro del Consejo de Mujeres Líderes Mundiales dirigido, entre otras cosas, a promover el desarrollo humano equitativo.
Leymah Gbowee. Nacida en 1972 en la zona central de Liberia, es una pacifista cuya contribución fue decisiva para el fin de la segunda guerra civil en 2003 y que posibilitó la elección de la actual presidenta. Organizó el grupo Women of Liberia Mass Action for Peace que hizo que miles de mujeres manifestantes vestidas de blanco se convirtieran en una fuerza política de presión contra la violencia y la guerra. Este movimiento por la paz y la seguridad se está extendiendo a países africanos en conflicto donde las mujeres se manifiestan multitudinaria y pacíficamente contra la guerra y la violencia.
Tawakkul Karman. Nacida en 1979 en Ta’izz, Yemen, es una activista por los derechos humanos que en la actualidad sufre persecuciones en su país debido a la represión de los movimientos sociales de oposición que están teniendo lugar. Creó Mujeres Periodistas sin Cadenas en 2005 por la libertad de expresión y pensamiento desde la que se lucha pacíficamente por los derechos fundamentales.
