En el marco del proyecto “Prevención de la Violencia de Género y mejora de la Salud Sexual y Reproductiva de las mujeres en 10 comunidades de El Viejo, Chinandega (Nicaragua) Fase 2”, cofinanciado por la Xunta de Galicia y ejecutado por APADEIM y Fundación Mujeres, se han impartido, en el mes de noviembre, los últimos talleres del plan de formación, correspondientes al tema “Estrategia Nacional de Salud Sexual y Salud Reproductiva. Protocolo, manuales de atención en Salud Sexual y Reproductiva en los centros de Salud”, con mujeres pertenecientes a la primera y segunda fase del proyecto.
Las asistentes tuvieron la oportunidad de aprender acerca del contexto actual en el ámbito de la salud sexual y reproductiva, contexto que apunta hacia una estrategia que fortalece, según la Sociedad Nicaragüense de Ginecología y Obstetricia (SONIGOB), la planificación familiar, vista esta desde una lógica de corresponsabilidad que influya en mujeres y hombres. La planificación familiar y su acceso es parte de la amalgama de elementos que se incluyen en los derechos sexuales y reproductivos.
En este taller se visualizó, desde un análisis comparativo, la relación entre los recursos existentes y el nivel de acceso a los mismos, ya que existen datos estadísticos que evidencian un porcentaje del 69 % de gastos en planificación familiar por parte del sector público. Sin embargo, la tasa de natalidad y embarazos adolescentes sigue siendo alarmante, situación ante la cual las mujeres del grupo comentaban cosas como que “puede haber muchas formas para prevenir embarazos y evitar las ITS pero, por ejemplo, cuando una mujer no conoce la forma correcta de usarlos y hasta le prohíben preguntar por ello, es muy difícil que las mujeres no salgamos afectadas, sobre todo cuando nos dicen que planificar es cosa del diablo y es pecado” (Comunidad Mata de cacao)
Cuestiones como la reflejada en la cita previa connotan una discrepancia entre cuidar de la salud sexual y reproductiva y lo cuestionable que esto suele ser desde una óptica religiosa que condena a las mujeres que quieren librarse de las opresiones y situaciones que dañan directamente su bienestar y salud integral.
La estrategia nacional del MINSA recoge un programa de acompañamiento de par a par, impulsada desde el seguimiento en los domicilios y el acercamiento de las mujeres a los servicios de atención a la salud. A este respecto, una de las mujeres del grupo comentaba lo siguiente: “Yo no recuerdo que la gente del MINSA se acerque a la comunidad a darnos charlas de sexualidad, solamente las organizaciones vienen a educarnos en estos temas. Esto solamente nos demuestra que hay que seguir demandando para que estos temas lleguen a toda la comunidad y no se quede en unas cuentas personas, sobre todo por la importancia que tienen para nuestra vida y la de todas las mujeres” (Comunidad La Curva).
Uno de los aspectos enfatizados durante la formación fue la necesidad de fortalecer las capacidades de incidencia de la población hacia las autoridades locales, con la finalidad de avanzar hacia una democracia más participativa que garantice los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.