Dentro de las acciones del proyecto “Prevención de la Violencia de Género y mejora de la Salud Sexual y Reproductiva de las mujeres en 10 comunidades de El Viejo, Chinandega (Nicaragua) Fase 2”, cofinanciado por la Xunta de Galicia y ejecutado por APADEIM y Fundación Mujeres, se están desarrollando los talleres del tercer Módulo formativo que versan sobre los diferentes métodos de planificación familiar e infecciones de transmisión sexual – ITS, VIH y sida.
El proceso formativo en las diferentes comunidades ha estado dirigido a dar información sobre el derecho de las mujeres a gozar de una salud integral a lo largo de su vida, no solo como un hecho meramente biológico, sino también psicosocial, lo cual depende del lugar que las mujeres ocupan en la sociedad, de su capacidad de acceder a los recursos para vivir una vida digna, con igualdad de oportuni¬dades y libres de violencia. Una vida en la cual la sexualidad y la reproducción se ejerzan desde la autonomía y la libertad.
En el proceso formativo las mujeres centraron su atención en los efectos y los impactos que podría generarles el continuar con el ejercicio de una sexualidad irresponsable, así como en los mecanismos de negociación asertiva para cambiar su práctica y llevar a cabo la planificación familiar con sus parejas como una decisión compartida, previniendo también de este modo las infecciones de transmisión sexual – ITS y el VIH- sida.
Las participantes hablaron de la realidad de muchas mujeres nicaragüenses, tanto de zonas rurales como urbanas, que creen en la fidelidad de sus parejas, sin embargo reflexionaron sobre el riesgo y la vulnerabilidad en que las ubica este patrón social, mencionando que las amas de casa son las que están en mayor riesgo y muchas veces, por razones de violencia, sin posibilidades de negociar su propia salud.
El avance persistente de la feminización de la epidemia del VIH sigue siendo una realidad. De acuerdo al Ministerio de Salud, en 1987 la razón de hombres/mujeres que padecían VIH era 1 mujer por cada 16 hombres. En el 2015 el porcentaje de mujeres aumentó notablemente, registrando un 39,5% de mujeres (448) frente al 60,49% de hombres (686) que padecían esta enfermedad. A esto hay que sumarle la vulneración constante de los derechos de las mujeres y la falta de acceso al Sistema de Salud, realidad que enfrentan las mujeres rurales nicaragüenses.
Un elemento que conmovió mucho a las mujeres participantes fue conocer las estadísticas reales, en donde se evidencia que Chinandega se ubica en una de las zonas geográficas de mayor riesgo en relación a los índices de casos de VIH identificados en el territorio nacional (según las estadísticas oficiales del Ministerio de Salud este departamento tiene 34.6% del total de casos reportados en el país).
Entre sus reflexiones, las mujeres participantes mencionaron lo siguiente:
“Reconozco que a mí no me gustan los condones, pero ahora me di cuenta que me protegen de no enfermarme”.
“Una como mujer que conoce al marido, sabe cuándo anda con otra mujer. Pero yo siempre debo cuidar mi salud sexual, porque si mi marido tiene otras mujeres, estoy más expuesta a contagiarme de muchas enfermedades que me pueden ocasionar mucho daño, como el Papiloma”
“Que las mujeres de la casa son las que más se enferman con virus y enfermedades sexuales, porque a los hombres lo único que les interesa es tener y disfrutar relaciones sexuales con varias mujeres, pero no piensan en el daño que le hacen a la mujer de la casa».
“Somos nosotras mismas quienes debemos asumir nuestra salud y protección para estar sanas y no contagiarnos con enfermedades”.
“Las mujeres tenemos más que perder que los hombres, a ellos no les afectan nada el Papiloma, pero a la mujer le produce una serie de cosas feas que dañan sus partes genitales y le producen gran dolor y sufrimiento. Me encanto el tema porque conocí acerca del VIH y el Virus del Papiloma Humano, que pueden causar daños graves en la mujer, por eso debemos cuidarnos y protegernos”.
Fue muy satisfactorio durante esta jornada el reconocimiento de cada una de las participantes, donde exteriorizaron el agradecimiento por el desarrollo de estas actividades formativas, ya que ellas no tenían la información necesaria y estaban expuestas a riesgos irreversibles en su salud física, sexual y emocional. Además, expresaron su compromiso a poner en práctica los cuidados necesarios para mantenerse sanas, mejorar el autocuidado personal y tomar medidas y decisiones que les garantice una vida sexual y reproductiva responsable y placentera.