Dentro de las actividades realizadas en el marco del proyecto “Contribuyendo al empoderamiento de las mujeres en los derechos sexuales y reproductivos y de una vida libre de violencia en el occidente de El Salvador”, ejecutado por Las Mélidas en coordinación con Fundación Mujeres y el apoyo financiero de la Xunta de Galicia, se ha puesto en marcha, en el mes de noviembre, un proceso formativo sobre género y masculinidades.
Los participantes son hombres jóvenes entre los 12 y 22 años de edad, provenientes de Santa Ana y Sonsonate. Este proceso pretende guiar a los jóvenes participantes por un recorrido basado en la construcción social y cultural de las masculinidades tradicionales, desde la metodología lúdica-participativa-reflexiva, con el enfoque de educación popular y aprender haciendo, desaprender-viviendo, pasando por reconocer las emociones como puentes necesarios para asumir la vida responsablemente.
Otras de las temáticas en las que los hombres no suelen profundizar en su vida son el fortalecimiento del autocuidado, la salud sexual y reproductiva, la paternidad responsable y en la construcción de una masculinidad alternativa. Por ello estos temas son claves en el proceso de formación iniciado, que tendrá una duración de cinco meses y se llevará a cabo en jornadas mensuales de un día y medio.
El objetivo de este proceso es contribuir a desarrollar en los jóvenes una nueva forma de entender la masculinidad que asuma responsabilidades, que se comprometa con unificar las brechas que históricamente han dividido a hombres y mujeres y que, desde su comportamiento, garantice una vida libre de violencia para las mujeres.
El taller ha comenzado con mucha fuerza y apertura por parte de los participantes, quienes han validado la metodología y no han mostrado rechazo a las temáticas relacionadas a la construcción social del ser hombre joven en El Salvador.
Uno de los principales logros es la confianza generada en el grupo, la mayoría compartió expectativas basadas en el querer aprender, profundizar más en el enfoque de género y asumir compromisos en la vida personal, familiar y comunitaria.
La principal expectativa es cerrar el proceso con hombres jóvenes más sensibles a la violencia, promotores de cultura de paz y masculinidades alternativas.