Acompañamiento emocional y psicológico a las facilitadoras comunitarias en El Viejo, Chinandega – Nicaragua

Acompañamiento emocional y psicológico a las facilitadoras comunitarias en El Viejo, Chinandega - Nicaragua

En el marco del pro­yec­to Prevención de la Violencia de Gé­nero y mejora de la Salud Sexual y Repro­ductiva de las mujeres en 10 comunidades de El Viejo, Chinandega (Nica­ragua) Fase 2 co­financiado por la Xunta de Galicia y eje­cu­tado por APADEIM y Fundación Mu­jeres, las mujeres líderes comunitarias com­par­tieron sus expe­riencias en rela­ción al apo­yo que brin­dan co­mo faci­litadoras comu­nitarias a mujeres vícti­mas de vio­len­cia. APADEIM aprovechó esta sesión para complementar ese espacio y brindar a las facili­tadoras comu­nitarias apoyo emocional y psicológico a través del Programa: “Acompaña­miento Emocional y Psicológico”, iniciativa financiada por otro donante, dado que el trabajo de atención a mujeres víctimas de violencia las expone al riesgo de desgaste y sobrecarga emocional. Además, es importante que ellas aprendan a identificar y controlar sus reacciones emocionales para que no las proyecten inconscientemente en las mujeres a las que atienden.

 

Así mismo, di­cho pro­ceso las em­po­­dera y les ofrece herra­mientas psico­so­ciales para intervenir con mayor seguridad, eficien­cia y de manera soste­nida. Además, al verse fortalecidas per­sonal y técni­camente, esto se tra­ducirá en una atención más opor­tuna y adecuada en el manejo de las situaciones de vio­lencia que conocen y registran en el observatorio.

 

El trabajo realizado en esta sesión ha permitido que las facili­tadoras lo­gren reconocer el tipo de emociones que les ge­neran las dis­tintas situaciones vividas durante el acom­­­­pa­ña­miento comu­nitario a vícti­mas de vio­lencia y saber actuar sin que ellas tam­bién en­tren en crisis, sino sabiendo ma­nejar el cú­mulo de emociones pre­sen­tes en su tra­bajo cotidiano.

 

Es así como APADEIM integra y complementa diferentes proyectos para poner en marcha acciones donde las mu­jeres puedan gozar de espacios de intercambio de expe­riencias y refrescamiento emocional, como base en la ardua tarea de visibilizar las situa­­ciones de violencia que viven las mujeres en las comuni­dades de El Viejo, y para que estas, a su vez, rompan el silencio y ejerzan su derecho a vivir libres de vio­lencia.