María Sánchez era una mujer distinta antes de pintar sus obras, María era otra María antes de enfrentarse al lobo, María era la mitad de María en los años que ella no ha querido borrar, sin embargo los ha transformado en lo que ahora es, en lo que ahora se ha convertido: en María y Olé; según nos cuenta ella en primera persona para salir del maltrato hacen falta demasiadas cosas, aun así ella pudo encontrarlas, cada una a su tiempo, cada una en un lugar de la geografía española, cada una en los ojos de diferentes personas que le ayudaron a tirar para adelante cuando el mundo no estaba exactamente de su lado.
Lo primero que dijo fue: gracias por venir, si os parece os muestro lo que he estado pintando durante estos años. Nuestro grupo, Ciudadanas, gestionado desde Fundación Mujeres, subió una complicadas escaleras al ritmo de música latina: en los centros culturales lo mismo te encuentras a María y Olé que a un grupo de jóvenes bailando Zumba.
Y así comienza la historia de María, contada en primera persona, contada por una mariposa que tuvo que coserse unas alas sin saber con qué iba a encontrarse. El miedo como a cualquiera primero paralizó a María, sin embargo esta oruga conversa logró vencerlo, siempre con ayuda, siempre agradecida, a su abuela, a sus vecinos, a la anciana Adela a quien pinta humilde y a la que describe como una mujer inteligente. Consiguió librarse de las garras de un lobo a quien pinta con cara de malo, como el de los cuentos, pero con los ojos vacíos, indiferentes del dolor que provoca.
María nos cuenta su historia a través de sus cuadros llenos de colores que describen sus emociones más profundas, verde esperanza, rojo pasión, los colores del cielo en la tierra, los de la tierra en lo más alto. Son cuadros llenos de verdades, de transformaciones, de miedo, este es el nombre que María ha elegido para su muestra: Miedo, ¿miedo a qué?: a su agresor, a una vida que se deja, a enfrentarse al cambio, a no saber bordar bien las alas que le permitan ser libre. Es desde ese miedo que María nos cuenta su obra y a la vez nos cuenta también su vida. Las mujeres asistentes le hacemos preguntas , compartimos nuestras experiencias, abrimos los ojos ante tanto dolor contado con tanto arte, porque eso es María, arte del que cuenta historias, del que sana, del que transforma: arte de verdad.
Los dibujos están hechos con rotuladores profesionales que María trae de Japón, cultura que ella ama; muestran mujeres, personas reales de su vida y que también podrían ser de la nuestra. Pintar ha ayudado a María a su proceso de cambio, a nosotras a unirnos a su dolor. María nos habla de sus influencias: Van-Gogh, la acuarela, el color, el color, el color. Termina con una frase muy suya: todas somos mariposas, me encantaría que todas las mujeres nos diéramos cuenta de ello, siempre sin olvidar que alguna vez fuimos oruga, tenemos cicatrices y heridas que podemos curar pero no debemos olvidarlas. María tiene secuelas y ha aprendido a vivir con ellas.
María, ya transformada, ya con el Olé tras su nombre nos cuenta que una vez salió del maltrato quiso compartirlo con más personas. Ayudar a mujeres en su situación, colaborar con profesionales que a ella le ayudaron en su momento. Por ello ha realizado otra exposición en el Centro Cultural de Chamberí, dice que con cuadros más bonitos porque están llenos de esperanza, nosotras lo dudamos, la pintura que estamos viendo es verdaderamente preciosa. Una de nosotras pregunta, ¿y cuándo podremos ver tú otra exposición?, María responde sonriendo: ahora mismo, sólo hay que cruzar la calle. A todas se nos iluminan los ojos, qué ganas de que María y su arte aún no terminen.
Cruzamos la calle, con viento y lluvia, parece que estuviéramos cruzando la vida de María, que por un rato todas fuéramos ella, contra el viento, la lluvia, pero caminando juntas y con paso firme.
Por fin llegamos al centro, una puerta de cristal se abre ante nosotros y enseguida vemos ese color tan característico, esos rostros de mujer con labios rojos y gruesos, esos ojos enormes que hablan por sí mismos. Las mujeres que pinta María en su “nueva” muestra parecen más tranquilas, más calmadas, María nos cuenta que aún incluso pueden dormir, vaya siestas buenas me pego ahora, relata María, en mi anterior vida el insomnio era constante. En realidad en el maltrato suele haberlo, lo sabe porque se lo cuentan sus amigas a las que recibe en su casa una vez por semana; tomamos café y tejemos, mientras hablamos de nuestras alas y de cuando éramos orugas. Esta es una de las redes de mujeres con las que María colabora, ella teje redes allí donde puede, en internet en Facebook, por Whatsapp… Genera redes de mujeres de toda España, también de Europa y Latinoamérica. María teje en la red y en la realidad, teje lindas muñecas de Frida Kahlo, teje su pintura con sus sentimientos, teje alas de mariposa.
La visita ha sido muy enriquecedora, gracias María. Ojalá volvamos a verte, ojalá tu obra pueda ser vista por muchas personas y déjame decirte algo como despedida María: Olé, olé y olé.