A principios de mayo, en el marco del proyecto «Incorporando y aplicando nuevos enfoques para prevenir y reducir la violencia de género y contribuir al empoderamiento económico de las mujeres en Nicaragua«, cofinanciado por la Agencia Extremeña de Cooperación para el Desarrollo (AEXCID) y ejecutado por APADEIM, XOCHILT ACALT y Fundación Mujeres, se presentaron los resultados de la investigación realizada en las comunidades de Las Chinas y Buena Vista.
En dicha presentación participaron mujeres y hombres, mayores y jóvenes, de las dos comunidades, integrantes de las Redes de hombres y de mujeres contra la violencia basada en género de las comunidades.
En esta presentación se expusieron los resultados y el proceso realizado para llegar a éstos, explicando las diferentes actividades que se realizaron y recordando los aspectos más importantes de la historia de las comunidades a nivel social, cultural, económico, medio ambiental y los hitos más importantes que marcaron las identidades de las dos comunidades, así como los riesgos que tienen las mujeres y las niñas de acoso y violaciones sexuales por tener ambas comunidades lugares peligrosos donde se venden alcohol, drogas, riesgo de trata de personas, y prostitución.
En las dos comunidades, las mujeres y hombres corroboraron situaciones de violencia contra las mujeres y las niñas en los hogares, violencia sexual a las niñas y adolescentes por sus padres y/o familiares y la incapacidad que han tenido sus padres, madres y la comunidad para enfrentarla. Ambas comunidades se comprometieron a seguir planteando esta problemática en la comunidad como un peligro para la vida de las mujeres y las niñas. Además, les preocupa que las instituciones del Estado no estén cumpliendo actualmente con sus deberes para garantizar el acceso a la justicia de las mujeres y también que algunas familias están permitiéndolo, no apoyando a las niñas y adolescentes sino que por el contrario no se les cree y muchas veces las culpabilizan.
Se les planteó a las dos comunidades que a lo largo de este año se comenzará a definir, conjuntamente con la población, planes comunitarios de prevención de la violencia basada en género, donde se tratará de implicar a toda la comunidad para que la responsabilidad sea compartida entre las redes de mujeres y hombres y la población en general.