Ndijambonhe Miria (nombre ficticio para mantener su intimidad) tiene más de 60 años, sus hijos ya se han independizado, está separada de su marido y vive en el subcondado de Mafubira. Ella es la nabachala (Representante de las Mujeres) de su pueblo, además de ser voluntaria para el Ministerio de Salud de Uganda como repartidora de kits de primeros auxilios.
Miria forma parte de uno de los grupos de ahorro con los que se trabaja en el proyecto “GOMESI: Promoviendo el empoderamiento socioeconómico de las mujeres rurales de los subcondados de Mabufira y Buyengo (Jinja, Uganda) en contexto COVID-19”, implementado por WIPE-Uganda, en coordinación con Fundación Mujeres y financiado por la Diputación Provincial de Cáceres y ha asistido a todas las sesiones celebradas hasta ahora. Tiene pasión por el bienestar de su comunidad, por eso, participa siempre en todas las actividades que se preparan en su pueblo.
Tras unos meses de proyecto ha reconocido que, gracias a su participación en el mismo, ya está viendo los primeros cambios. Miria afirma que, a pesar de asumir el cargo de Representante de la Mujeres, no conocía cuales eran los derechos de las mujeres ni cómo defenderlos. Ahora, tras varias sesiones con el equipo de WIPE, su realidad es totalmente distinta. Ya participa activamente en la denuncia de violación de derechos de las mujeres en su subcondado y su conocimiento se ha multiplicado. “Ahora tengo la confianza suficiente para ayudar a las mujeres de mi comunidad. Cuando vienen puedo explicarles cuáles son sus derechos, además tengo ya herramientas para ayudarlas a defenderlos. Sin embargo, en Uganda estamos aún lejos de no sufrir más vulneraciones” le confiesa a la técnica de WIPE, Priscilla. Priscilla ha seguido la evolución de Miria y está especialmente orgullosa de ella. “Incluso al traducir sus palabras siento que pierden energía y significado. La fuerza de esta mujer me tiene maravillada” asegura.
Además, Ndijambonhe Miria también ha empezado un negocio de venta de jabón, una habilidad que adquirió tras los talleres de formación en este oficio. Comenta que aprovecha los días en los que hace la entrega de kits de primeros auxilios para publicitar su negocio. “De esta manera ahorro tiempo y dinero en el transporte, además de darme a conocer más allá de mi vecindario” afirma. Su negocio sigue en pie, aunque otros muchos han quebrado a causa del confinamiento que decretó el presidente ugandés y que ha restringido la movilidad de los/as ciudadanos/as. Afortunadamente, a principios de este mes de agosto, el país ha vuelto a permitir el transporte privado y público, de manera que se espera que esto sea una segunda oportunidad para muchos negocios.