Hoy entrevistamos a Inmaculada Arias Álvarez

Hoy entrevistamos a Inmaculada Arias Álvarez

Desde Extremadura, hemos contado con la colaboración de Inmaculada Arias Álvarez quien nos ha explicado su experiencia como cuidadora y su paso por el programa.


Cuéntanos por qué llegaste a Cuidadanas.

A través de la hija de una amiga. Ella me habló muy bien del programa de Cuidadanas. Me parece que ella estaba antes en otro programa: No sé si era o no de Fundación mujeres, luego supo de vuestro proyecto y cuando me convertí en cuidadora me recomendó ir y acudí con vosotras. Yo soy de Cáceres así que me dirigí a las oficinas de aquí mismo. A mí me gusta mucho conocer y aprender cosas nuevas, tuve curiosidad. Soy muy entusiasta. La persona que me atendió me ofreció múltiples posibilidades, me dio mucho cariño sabía por lo que estaba pasando, me en-tendió, me hizo sentir muy a gusto, me dio confianza. Aún ahora me llaman a menudo para preguntar cómo estoy, qué necesito, se acuerdan de mis cosas, en fin, que en Cuidadanas están muy al pendiente.  

¿Qué te animó a venir?

Era la crisis económica de 2008-2009, me despidieron. Como es de esperarse lo pasé muy mal. Me sentía en el limbo, fue un momento muy duro, además hacía poco que había pasado por un divorcio. No estaba bien, se me juntaban las contrariedades Busqué apoyo, era lo que necesitaba. Creo que hice muy bien en acudir en busca de ayuda a Cuidadanas. El apoyo que me brinda-ron era justo lo que necesitaba. El trabajo de cuidados es muy agotador, aunque yo tengo gran capacidad de reaccionar bien ante situaciones adversas es necesario el apoyo de otras personas. El apoyo de otras mujeres es fundamental cuando estás pasándolo mal. En Fundación mujeres encontré mucha empatía, estoy muy agradecida. Me sentí identificada con otras mujeres en mi misma situación, incluso me comparé y sentí que había situaciones peores, supe que podría salir adelante. Encontré un grupo con el que podía contar. He conocido a una mujer octogenaria que cuida de su hijo, verla tan capaz me da energía y positividad. Me he preguntado cómo alguien tan mayor que necesita de cuidados se vuelca cuidando de su hijo. En Cuidadanas nos han mostrado la importancia social de los cuidados. Es algo muy importante, saberlo te hace cambiar de perspectiva. Aprendemos que la cuidadora necesita a su vez cuidarse. 

¿Qué has cambiado en tu vida para situarte también en el centro de tu cuidado?

El hecho de saber que lo que hago es muy importante. A mí siempre me ha gustado cuidar de los demás, he cuidado de mi abuela, de mi padre, de mis hijos, ahora de mi madre. Lo he hecho porque era mi deber, pero ahora me valoro, me siento empoderada, me siento mucho mejor. Me gusta que en Cuidadanas nos valoren, nos han sentir valiosas, que somos importantes, entonces nuestra posición respecto a los cuidados cambia y exigimos respeto por lo que hacemos y el reconocimiento social. Mi autoestima está más alta, eso está muy bien. 

He estado dedicada a los cuidados más de 12 o 13 años las 24 horas, es importante lo que he estado haciendo. Me valoro. Tengo la vitalidad para hacerle frente a la vida. Sé que puedo salir adelante, que puedo hacer muchas cosas para solucionar mi situación. 

Durante el confinamiento estuve encerrada con mi madre, mi responsabilidad para no contagiarla me obligo a no salir a la calle. Fue duro, pero puede superarlo porque me valoro y soy persistente.  

¿Cuáles consideras tus logros más destacados? 

Que he aprendido a valorarme, a cuidarme. El Grupo de Cuidadanas contribuyó a hacerme más expresiva, mi carácter es alegre, ahora estoy contenta. He puesto en valor el trabajo que hacemos las cuidadoras, sé que lo que hacemos es muy importante, me siento empoderada, con la autoestima alta. Como mujer sé lo que valgo. La perspectiva feminista de Fundación mujeres me ha ayudado.   

Hablemos de dificultades… ¿Qué obstáculos te has encontrado en este camino?

La primera dificultad es que somos las mujeres las que nos encargamos de los cuidados. Es la propia palabra: la cuidadora, nunca se habla del cuidador. Tradicionalmente hemos sido las mujeres las que nos hecho echo cargo de nuestros abuelos, padres, hermanos, hijos, etcétera. Somos las hijas las destinadas para cuidar. Esto se agudiza si encima eres viuda o divorciada como si no tuvieras ningún proyecto. Es lamentable que en pleno Siglo XXI se siga con esa mentalidad. La sociedad en general ha atribuido a las mujeres esa labor y nadie ha dicho nada al respecto, no sólo eso, no lo valora. Por otra parte la familia no ayuda, se desentiende, medio desaparecen. Los hermanos llaman de vez en cuando preguntando por nuestra madre, nunca preguntan cómo estoy yo, cómo me encuentro. Apoyan muy poco. Es verdad que no todos viven en Cáceres que les resulta más difícil y que durante el verano me echan una mano pero en general, están como ausentes, asumen que yo me hago cargo y ya está. Ya he comentado que duran-te la pandemia estuve encerrada con mi madre, fue mi decisión, es verdad, mi responsabilidad social para con mi madre, pero la familia nunca se responsabilizó de la situación. Asumieron que así debía ser. Nunca preguntaron por mi salud, por mis estados de ánimo. El confinamiento quieras que no te afecta, metida siempre en casa ha sido duro. Por su parte, las instituciones apoyan muy poco. Por las tardes mi madre acude a un centro de día, es un respiro, pero falta mucho por hacer, son necesarios más apoyos a las tares de cuidados. Cada una de las personas que cuidamos a nuestros familiares contribuimos social-mente muchísimo. Ayudamos a que las administraciones ahorren recursos económicos. Lo bueno que existen proyectos como Cuidadanas de Fundación Mujeres que gratuitamente nos apoyan y no enseñan a valorarnos a nosotras mismas pues la sociedad en general nos mira como de reojo, para nada valora lo que hacemos.


Y ahora, ¿Qué retos te has planteado?

Ahora estoy muy motivada. Me estoy preparando unas oposiciones, estoy con esto todo el tiempo que puedo aprovechar. De hecho, no estoy asistiendo a ningún curso de los que organiza Cuidadanas y que me invitan amablemente por correo. Durante el tiempo en que mi madre asiste al centro de día me pongo a estudiar. Estoy entusiasmada, espero me vaya bien, espero que consiga trabajo y pueda redirigir mi vida, hacer más cosas además de los cuidados. A mí no me importaría dedicarme a los cuidados profesionalmente.

¿Qué le dirías a una mujer cuidadora, en una situación parecida a la que tú tenías?

Las mujeres llevamos mucho peso. A mí me costó coger mi ritmo, darme tiempo para mí. He crecido mucho. Les digo a las mujeres cuidadoras que se valoren, que sepan que los que están haciendo es algo muy importante. Al darnos cuenta de lo importante de nuestro papel de cuida-doras debemos reafirmaos a nosotras mismas. Además, tenemos que exteriorizar a la sociedad la importancia de nuestra labor. Nunca perder la esperanza. Que no tengan miedo de pedir ayuda, en Cuidadanas encontrarán otras mujeres que están pasando por la misma circunstancia, que saben de las dificultades y lo duro que son los cuidados. En Cuidadanas les enseñarán a cuidarse, quererse y valorarse. Cuando estas en una situación de cuidados te olvidas que existes tú, tienes que aprender a cuidarte para cuidar, en Cuidadanas cuidan de las que cuidamos, nos hacen conscientes de nuestro valor. Nos dan alas, confianza, en fin, saber lo que valemos porque lo que hacemos es muy importante.

Desde Fundación Mujeres y Cuidadanas, queremos agradecer a Inmaculada Arias Álvarez, su colaboración y participación y animar a más mujeres como ella a seguir luchando por sus motivaciones personales, sociales y laborales para conseguir los logros que se propongan.

Si estás interesada en reconducir la tarea del cuidado que realizas para darte el espacio que necesitas y construirte como mujer y como mujer cuidadora puedes contactar con nosotras llamando al 915 912 420 o al correo cuidadanas@fundacionmujeres.net

Esta actividad está financiada por:

Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030