Hoy entrevistamos a Esperanza Palomino Guillén

Hoy entrevistamos a Esperanza Palomino Guillén

Desde Extremadura, hemos contado con la colaboración de Esperanza Palomino Guillén quien nos ha explicado su experiencia como cuidadora y su paso por el programa.

Cuéntanos por qué llegaste a Cuidadanas.

Una compañera de gimnasia me recomendó asistir a un encuentro anual de Cuidadanas de la Fundación Mujeres, pues su sobrina Virginia la estaba organizando. Ya estaba pasando por un mal momento. Te cuento que mi madre quedó viuda muy joven a los 52 años. Fue un golpe muy duro para toda la familia que nuestro padre muriera con 57 años. Yo aún estaba soltera y vivía en la casa materna así que fui un gran apoyo moral para mi madre. Vivíamos en un pueblo llamado Valdefuentes. Pertenece a la provincia de Cáceres, Extremadura. Cuando me casé me fui a vivir a Cáceres. Entonces mi madre entró en depresión y nos la tuvimos que traer a vivir con nosotros. Mi marido estuvo de acuerdo, siempre me ha apoyado muchísimo, me demuestra su amor con acciones así. Yo trabajaba en un banco nos habíamos adaptado bien toda la familia a compartir nuestro hogar con mi madre. Tengo dos hijos que también me han estado apoyando todo este tiempo a los cuales agradezco su apoyo. Es el caso que hace ocho años aproximadamente a mi madre le diagnosticaron deterioro cognoscitivo. Nuestra vida cambió pues una persona así requiere de cuidados más extremos, olvida las cosas, no sabe reconocer el peligro, tiene problemas al realizar las tareas, depresiones, etcétera. Nuestra situación cambió radicalmente. Para mí entre el trabajo y los cuidados se estaba haciendo muy pesado. En ese momento se estaban promocionado ERTES a los trabajadores del banco y decidí aprovechar la oportunidad para dejar de trabajar y dedicarme a los cuidados de mi madre. De eso hace ya siete años. No me arrepiento. Quiero mucho a mi madre la estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho mi por y por mis hijos, por todo los que nos ha dado a lo largo de estos años juntos. Queremos cuidarla, mi marido y mi hijo que vive con nosotros son mi apoyo, pero es verdad que nuestra vida ha cambiado. 

¿Qué te animó a venir?

Pues eso, que con toda esa situación me estaba dando cuenta de que, aunque sabía que tenía que sacar fuerzas desde dentro de mí, no podía. Dejar el banco y estar siempre en casa me había cambiado la vida, el carácter, la paciencia. Estaba un poco deprimida, la verdad. Quería sacar fuerza de donde no las había. Entonces, decidí asistir al encuentro de Cuidadanas que me había recomendado mi compañera de gimnasia y me gustó mucho, Virginia desde el primer momento me ofreció apoyo. Virginia es una persona encantadora, nos llama, nos cuida, nos ofrece los talleres. Llevó ya varios años en Cuidadanas y estoy muy contenta.  

Me he cruzado con persona muy buenas que me han ayudado con lo de mi madre. Mi madre asiste a un centro de día gracias a una chica que me ayudo a realizar todas las gestiones, siempre se encuentran salidas.

¿Qué has cambiado en tu vida para situarte también en el centro de tu cuidado?

Desde que deje de trabajar me he dedicado al cuidado de mi madre al 100%. Intento pagarla todo lo que ha hecho por mis hijos y por mí. En agosto de este año sufrí un trombo, tuve que ir al hospital y me ingresaron en Badajoz. Fueron 15 días terribles pues pensaba en que mi madre estaba sola y si me pasaba algo ¿qué iba a ser de ella? Mi marido me apoyó muchísimo se comprometió a cuidar de mi madre, incluso el médico me dio ánimos diciendo que todo iba a salir bien y que era necesario que yo también me cuidara para cuidar de mi madre.  

Yo intento cuidar de mí, voy a gimnasia, hago ejercicio en bicicleta, pero cuando llegué a Cuidadanas todo fue mejor. Ahí nos ofrecen talleres para aprender a cuidarnos a nosotras mismas. Tienen muchos talleres de distintas actividades que nos hacen sentirnos mejor. A través de los talleres he aprendido a valorarme, a tener otra actitud. Me conozco mejor, soy más fuerte, tengo menos miedos, procuro estar más calmada, tener tranquilidad en mi día a día.  En general he mejorado mucho.

¿Cuáles consideras tus logros más destacados? 

He aprendido a valorarme, a cuidarme, a ser más fuerte y segura de mis misma. Cuidadanas me ha ayudado mucho con eso, como ya lo mencioné tengo muchos menos miedos y vivo mucho más tranquila. 

Hablemos de dificultades… ¿Qué obstáculos te has encontrado en este camino?

Para empezar, se tiene la creencia de que las mujeres tenemos que cuidar de los padres, que somos nosotras las que debemos hacernos cargos. Si una hija mete a sus padres a una residencia está mal visto, es muy criticada, no es lo mismo si es un hombre. Tengo un hermano que nunca se ha hecho cargo de su obligación. En cambio, mis hijos, mi marido y mis amigos me han dado mucho apoyo, también mis antiguos compañeros de trabajo me brindaron su comprensión y entendieron que dejaba de trabajar para cuidar a mi madre.  El trabajo de las cuidadoras no está visibilizado. Se desconocen las ayudas públicas y los programas de apoyo. En general te sientes muy sola en el asunto de los cuidados. Yo he sacado mucha fuerza de dentro de mí para intentar hacer una vida normal, es decir, de cuando trabajaba, porque cuando dejas de salir a trabajar tu vida cambia, ya no te arreglas, ni tienes esas salidas con amigas y compañeras, cambia tu rutina y a eso hay que acostumbrase, no es fácil.

Y ahora, ¿Qué retos te has planteado?

Quiero seguir haciendo talleres en Cuidadanas. Seguir aprendiendo cosas. Dedicar más tiempo a mí misma, salir con amigas, encontrar más apoyo y contarlas de mis cosas. Quiero seguir sintiéndome valorada como mujer, empoderada. Quiero seguir formándome para superarme personalmente, conocerme mejor, tener más tranquilidad en mi vida y cultivar la paciencia. Quiero seguir haciendo voluntariado en Caritas, ayudar a otras me hace muy bien. Me gusta ayudar.

¿Qué le dirías a una mujer cuidadora, en una situación parecida a la que tú tenías?

Le diría que muchísima, que tenga paciencia, que siempre hay una salida. Que saque media hora para ella, para crecer y disfrutar la vida. Que lo está haciendo muy bien. Es muy gratificante cuidar de los que queremos y nos han querido, que Dios las premiará, yo soy muy creyente. Que tenga fe, de todo se sale. También la recomiendo que acuda a Cuidadanas en Fundación Mujeres, a mi es lo mejor que me ha podido ocurrir. Ahí te orientan te ayudan. Te das cuenta que hay personas en peor situación que tú y eso te alienta seguir y a luchar. En Cuidadanas te enseñan a cuidarte a ti misma. Yo he encontrado en Virginia una amiga. Virginia las ayudará a cuidarse y valorase. Recomiendo a Cuidadanas siempre, las hablo a mis amigos del programa, No estamos solas. Debemos tener esperanza de que alguien que nos ayudará a salir a delante, somos muchas las mujeres que estamos pasando por la misma circunstancia. Doy las gracias por lo mucho que me han ayudado a mí, también a mi marido y mis hijos.

Desde Fundación Mujeres y Cuidadanas, queremos agradecer a Esperanza Palomino Guillén su colaboración y participación y animar a más mujeres como ella a seguir luchando por sus motivaciones personales, sociales y laborales para conseguir los logros que se propongan.

Si estás interesada en reconducir la tarea del cuidado que realizas para darte el espacio que necesitas y construirte como mujer y como mujer cuidadora puedes contactar con nosotras llamando al 915 912 420 o al correo cuidadanas@fundacionmujeres.net

Esta actividad está financiada por el

Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030