Desde Córdoba hemos contado con la colaboración de Josefa que nos ha hablado de su situación como cuidadora y también de su trayectoria para alcanzar metas, las dificultades superadas y sus futuros proyectos.
Josefa, cuéntanos ¿cuál era tu situación cuando llegaste a Cuidadanas?
Mi situación era bastante crítica, pero yo no era consciente. Desde niña entregada al cuidado de mi madre, con una enfermedad mental crónica que desgraciadamente no se ve y mucho menos se entiende y una mala salud física; a esto hay que sumar un padre ausente, extremadamente machista y dominante. Yo era la «hembra» y la mayor de dos hermanos por lo tanto «mi obligación era la de cuidar» cargando sobre mis pequeños hombros una responsabilidad que no me pertenecía. Con la edad las cosas empeoraron y a mi madre le detectaron su primer cáncer, de mama, la cuidé durante diez años de tratamientos aunque finalmente falleció. No pude estudiar de joven por falta de medios así que trabajé en una casa muchos años, no tengo cotizado apenas nada después de casi 20 años trabajando, todo esto sobrevenido por el cuidado de mi madre, padre y casa. Mi hermano voló muy, muy joven; no soportaba la situación, fue lo mejor que hizo.
¿Qué te animó a venir?
La decisión de acercarme a la Fundación Mujeres vino motivada por varias conocidas que me recomendaron sus servicios y programas de ayuda y apoyo. Al principio fui un poco reacia porque no podía creer que alguien quisiera escucharme y mucho menos desinteresadamente, mis experiencias a lo largo de mi vida no han sido muy buenas que digamos, pero me equivoqué: tenía que haber acudido antes.
¿Qué cosas has cambiado en tu vida para situarte también en el centro de tu cuidado?
En Cuidadanas me han enseñado a quererme, carecía totalmente de autoestima, aún estoy en proceso y me queda un largo camino para desaprender lo interiorizado e impuesto durante tantos años. Me han enseñado a cuidarme, a desprenderme del sentimiento de culpa por pensar que «todavía lo podía haber hecho mejor», me han dado herramientas para que con trabajo y esfuerzo por mi parte, porque sin voluntad y propósito poco se puede hacer, consiga mi objetivo de ser feliz…. e imperfecta. Sí compañeras, imperfecta: no pienso ni quiero poner el listón tan alto a partir de ahora.
¿Cuáles consideras tus logros más detacados?
Mi mayor logro es la seguridad, camino por la vida con paso mas firme además de haber empezado a utilizar la palabra «NO». He dejado atrás el servilismo inútil; ya mi tiempo va siendo mío y mi vida también, voy tomando las riendas de mi vida llevadas durante tantos años por otras personas, siendo yo consentidora inconscientemente. He adelgazado 35 kilos. Estoy estudiando Historia del Arte en la UNED y además asisto a clase de inglés y a otras actividades.
Josefa, hablemos de dificultades….¿qué obstáculos has encontrado en este camino?
Creo que la mayor dificultad ha estado en mí misma: una serie de trabas y prohibiciones autoimpuestas, sin base ni fundamento, un guión elaborado por mi misma e interiorizado de tal manera que distorsiona la propia realidad y hace que solamente puedas moverte según esas creencias, en definitiva una justificación para no querer salir de esa situación, porque ya sabemos que los cambios cuestan mucho.
Y ahora, ¿qué retos te has planteado?
Mi vida ha dado un giro de 180 grados: de estar resignada a una vida de amargura, sin ambiciones ni deseos cumplidos y de eterna entrega a mi familia a reciclarme y por ejemplo empezar a estudiar: estoy en segundo curso del grado de Historia del Arte, sacándome el B1 de Inglés, cantando como contralto en varios coros, entregada a las nuevas tecnologías que no se me dan nada mal (yo era una analfabeta digital) y muchas otras actividades que ahora he tenido que aparcar temporalmente, en parte por una grave enfermedad reciente de mi padre: «me toca» otra vez estar al pie del cañón, pero ya de otra manera, lo hago por voluntad propia, no porque esté obligada a ello, y con una actitud diferente.
¿Qué le dirías a una mujer cuidadora, en una situación parecida a la que tú tenías?
Le diría que todo pasa, que lo que le está ocurriendo también pasará y será un mal recuerdo o ni eso si se quiere; que hasta de la peor situación se puede sacar algo bueno si se sabe mirar; que busque dentro de si misma la fuerza necesaria para hacer los cambios que necesite; que la vida tiene mucha fuerza y estamos vivas; que haga un ejercicio de sinceridad con ella misma, doloroso aunque necesario para avanzar y que no se deje vencer, que pida ayuda, que la hay como la que ofrece Fundación Mujeres y Cuidadanas y adelante siempre adelante compañeras que la vida puede mas y puede ser maravillosa.
Muchas gracias Josefa por tu generosidad al compartir tu experiencia con nosotras: eres un referente para otras mujeres cuidadoras.