El consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, ha señalado que la plena participación de las mujeres en la sociedad ha revitalizado las economías locales y ha creado nuevas y sólidas bases, que han supuesto la modernización de la sociedad rural, haciéndola más abierta y flexible. Zarrías señaló igualmente que «es evidente que los últimos años han transformado radicalmente el perfil económico y social de Andalucía. Especialmente en nuestro medio rural nada es ya lo que era».
No obstante, precisó el consejero, ese esfuerzo ni ha obtenido el reconocimiento que merece, ni ha conseguido el justo pago con un tratamiento de igualdad entre hombres y mujeres en muchos sectores, ni ha alcanzado su correspondencia en el reparto de tareas domésticas. «Más aún, la mujer rural siguen siendo en las estadísticas económicas invisible», aseguró. «Por ello», apuntó, «es necesario que el cambio que hemos experimentado en el medio rural juegue a favor de las mujeres si aspiramos a una modernización real».
Esta convicción ha determinado que el Gobierno andaluz apueste por políticas sociales y económicas que impulsen la incorporación de las mujeres del ámbito rural a las políticas medioambientales y al desarrollo rural sostenible, facilitando la creación de empresas y su pleno desarrollo social y laboral.
En este sentido, dijo el consejero, los andaluces se han dotado de un instrumento cuya eficacia queda lejos de toda duda si contemplamos los avances de los últimos 25 años: el nuevo Estatuto de Autonomía que, heredero del aprobado en 1981, reconoce nuevos objetivos y nuevos métodos para alcanzarlos. «El nuevo Estatuto es ya la piedra angular de las políticas del Gobierno de la Junta de Andalucía. La problemática del mundo rural y sus perspectivas de futuro ocupan en el texto una destacada posición», añadió.
En ese marco, diversos instrumentos, pero muy en particular, los Grupos de Desarrollo Rural, han actuado como verdaderos garantes de la implicación de la mujer en los procesos de toma de decisiones, dijo. «Jaén es un buen reflejo del papel jugado por estos grupos en la implicación de la mujer. En esta provincia se han constituido siete Asociaciones de Desarrollo Rural que han puesto en marcha 1.260 proyectos con una inversión total de 126,5 millones de euros. Pues bien, estas siete asociaciones han creado 1.635 puestos de trabajos, de los cuales un 46% han sido ocupados por mujeres!, aseguró.
Por su parte, Pérez Saldaña se refirió al próximo Plan de Desarrollo Rural (PDR) 2007-2013 que «promueve la igualdad real entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida». Precisamente la eliminación de toda forma de discriminación y la promoción de la igualdad ha estado presente en la fase de diseño del PDR, y lo estará en la aplicación, supervisión y evaluación del mismo, atendiendo así a las sugerencias de las organizaciones e instituciones representativas de las mujeres del medio rural que han participado en la ronda de consultas para su elaboración.
Este Plan, dijo el consejero, ayudará a superar las debilidades del medio rural como la elevada tasa de paro sobre todo femenino, la falta de atractivos laborales y la escasa presencia de la mujer en puestos de responsabilidad, entre otras cuestiones. Por su parte, entre las fortalezas destaca la existencia de una población rural más joven y con mayor presencia femenina que en el resto de España y de la Unión Europea, así como la relevante participación de organizaciones representativas de la mujer rural en los Grupos de Desarrollo rural.
El consejero se refirió, asimismo, a la incorporación efectiva de la mujer a los ámbitos de decisión y producción, como mejora sensible del potencial humano en el medio rural y en los sectores agrario y agroalimentario, uno de los asuntos que plantea el PDR. Así en cada una de las líneas de ayuda, se establecen criterios de prioridad y bonificaciones especiales para las mujeres.
Para el nuevo marco comunitario de apoyo 2007-2013, los Grupos de Desarrollo Rural se fijarán «objetivos mucho más ambiciosos» en relación con la integración de las mujeres a las dinámicas de desarrollo comarcal. Así por ejemplo, al menos el 60% del empleo generado en actividades no agrícolas deberá ser femenino, y en el caso de la creación de microempresas, al menos un 20% deberá tener una presencia relevante de mujeres, reservándose el 50% del empleo.