Continúan las formaciones de la Escuela Comunitaria Feminista de Larreynaga (Nicaragua)

Continúan las formaciones de la Escuela Comunitaria Feminista de Larreynaga (Nicaragua)

A principios del mes de septiembre se retomó el proceso formativo de la Escuela Comunitaria Feminista, actividad enmarcada en el proyecto «Promoviendo liderazgos de mujeres para un desarrollo rural, sostenible y feminista. Nicaragua» ejecutado por Xóchilt Acatl en coordinación con Fundación Mujeres y el apoyo financiero de la Diputación de Cáceres.

En concreto, se continuó con el módulo 3 “Lucha Contra la Violencia”. La temática abordada les ha permitido conocer qué es la violencia de género, quiénes la viven y cuáles son los diferentes espacios donde se da, facilitando su reflexión y aportando las pautas para que puedan expresar las situaciones de violencia que se están viviendo en su entorno, principalmente desde los hogares y ejercidas por las parejas. También recibieron información sobre los pasos que se deben seguir para realizar una denuncia en la policía y el juzgado, así como las diferentes instancias donde pueden recurrir y ser apoyadas.

Durante las sesiones, varias mujeres se animaron a contar que requerían de apoyo psicológico y jurídico pues, a raíz de la formación que están recibiendo, dicen ya no estar dispuestas a continuar viviendo situaciones de violencia que, además, están afectando emocionalmente a sus hijos e hijas.

Como trabajo final del módulo, y en el marco de otra de las actividades del proyecto, se ha identificado la construcción de un plan de acción para sensibilizar a la población sobre la violencia de género, con el que se pretende trabajar con las diferentes organizaciones comunitarias de las comunidades de intervención del proyecto con el fin de tener una mayor incidencia.

Finalmente, algunas de las participantes expresaron que el proceso formativo les está ayudando a fortalecer la comunicación y las relaciones en sus familias, ya que a través de lo que están aprendiendo y compartiendo en casa, sus parejas están mostrando más afecto hacia sus hijos e hijas, han disminuido los gritos y se sienten más valoradas.