Durante este mes de abril ha dado inicio, con 100 mujeres de 10 comunidades de El Viejo (Nicaragua), la capacitación en Agricultura de Conservación, en la cual se contemplan como principios básicos mantener el suelo permanentemente cubierto, labranza mínima, rotación de cultivos y el uso de abonos, insecticidas y fungicidas orgánicos.

Esta formación se enmarca en la actividad de diversificación productiva de los patios o parcelas, contemplado en el proyecto «Promoción del desarrollo socioeconómico de mujeres con perspectiva de género en el municipio de El Viejo, Chinandega», cofinanciado por la Agencia Extremeña de Cooperación para el Desarrollo (AEXCID) y promovido por APADEIM y Fundación Mujeres.

Durante la capacitación las mujeres productoras fortalecen sus conocimientos en cuanto a la aplicación de técnicas de conservación de suelo y agua para sus parcelas. Para una mejor comprensión del tema, la metodología está siendo práctica y participativa. Para la práctica, se usan cajas de madera en las que se simulan los distintos ambientes de preparación de los suelos para sembrar los cultivos (suelos roturados, suelos limpios, pero cubiertos con rastrojos y suelos donde se encuentran malezas). A cada suelo se le aplica agua simulando la lluvia y en un recipiente se capta tanto la cantidad de agua como la cantidad de suelo arrastrado. Con esta ilustración las mujeres reflexionan en base a lo ocurrido, de manera que durante las prácticas la mayoría se da cuenta de aspectos como que el labrar excesivamente los suelos contribuye a la erosión de los mismos.

A partir del mes de mayo, y coincidiendo con el inicio de la temporada de lluvias, las participantes en la capacitación van a empezar a cultivar sus parcelas de hortalizas, teniendo la oportunidad de poder aplicar lo aprendido. Es a partir de este momento, y de los resultados obtenidos en la producción, cuando verdaderamente se van a dar cuenta de la importancia de poder aplicar las distintas técnicas de conservación de suelo y agua.

El poder contar con una mayor producción favorecerá tanto la seguridad alimentaria familiar, como los ingresos de las mujeres participantes en este proceso, en el que además cuentan con asesoría económico-productiva y formación transversal en materia de empoderamiento con enfoque de género.