Ander Gil, presidente del Senado, que inauguró el encuentro calificó de «silencio atronador» el que existe en torno a esta realidad e insistió en la importancia de una reparación judicial, económica, social y simbólica de estas víctimas. Victoria Rosell, Delegada de Gobierno contra la Violencia de género, hablo sobre la «gran deuda» que la sociedad tiene con estas víctimas, «las más vulnerables«: los huérfanos y huérfanas y las infancia que sufre violencia machista.
El riesgo de exclusión y el riesgo de pobreza, que sufren estas víctimas tras un asesinato machista, fue la denuncia que puso en la mesa la directora de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto, que es también la responsable de la secretaría técnica del Fondo de Becas, que se creó hace cinco años, tras la muerte de Soledad Cazorla y que fue impulsado por su familia. El Fondo ha concedido 111 becas a 56 huérfan@s y ayuda a 34 familias.
Fueron los testimonios de los familiares los que pusieron en pie a los asistentes. Una de la víctimas quien hablo de la necesidad de «aprender a vivir con la rabia y el dolor» mientras se sumergen en un laberinto burocrático y judicial cruel, además de hacerse cargo de los niños. «El duelo tiene que esperar«. Todas las víctimas coincidieron en la importancia de elaborar protocolos de actuación para proteger, atender y acompañar a los hijos e hijas de la familias asesinadas y a las familias después de que se produzca el asesinato.
«Un maltratador no es un buen padre» insistió Joaquín Tagar, promotor del Fondo de Becas Soledad Cazorla, que intervino en nombre de la infancia que sufre la violencia machista y lanzó una pregunta a los magistrados «¿no sería mejor pecar por exceso que siempre se puede revertir y sancionar a quién denuncie falsamente, a ser tan exquisitos y lamentar los asesinatos de niños y niñas a manos de sus padres maltratadores?. Su intervención se cerró con una reflexión de Soledad Cazorla: «Para los maltratadores no es suficiente someter o matar; hay que infligir más dolor. Las matan cuando vuelven de la Cabalgata de Reyes con sus hijos; las someten a tal paliza que pierden la vida golpe a golpe; se introducen en la casa y la incendian a pesar de que dentro estaba la mujer, la hija, la suegra; las apuñalan y, lo más dramático; matan primero a la hija en común, para que lo vea antes de asesinar a la madre».
Pilar Llop, ministra de Justicia, y siempre comprometida con estas víctimas, clausuró la Jornada.
La voz de Violeta Tello que cantó «Hermana» despidió con emoción el encuentro.