Desde Madrid, hemos contado con la colaboración de Ana Isabel Foronda Perdiguero quien nos ha explicado su experiencia como cuidadora y su paso por el programa.
Cuéntanos por qué llegaste a Cuidadanas.
Soy cuidadora principal de mi madre, que tiene 90 años, sin elegirlo, pues de mi hermano y mis 2 hermanas me ha tocado a mí. En el momento en que acudí a Fundación Mujeres, me encontraba muy mal. Fue en el Hospital Clínico San Carlos donde me dieron una publicidad de Fundación Mujeres, me pareció interesante y pedí una cita.
¿Qué te animó a venir?
Desde que pedí cita con mi psiquiatra hasta que me la dieron, pasó bastante tiempo y mientras tanto, se llevó a cabo un despido colectivo en mi trabajo. Estaba muy mal anímicamente, y el hecho de ser atendida por mujeres, me motivó especialmente por pensar que podría recibir más empatía y me iban a entender más.
¿Qué has cambiado en tu vida para situarte también en el centro de tu cuidado?
He hecho una cosa poco convencional, pero muy necesaria para mí, aunque la gente me diga que está mal: distanciarme de mi madre, para conseguir que ella buscara la ayuda de su hermana, y repartirnos el trabajo de los cuidados. Tienes una carga emocional que nadie es consciente que tienes, y al resto de la familia le es cómodo tener a quién se encargue, pero tú sola no puedes. En mi caso, soy la única que no tiene pareja ni hijos y, aunque tengo una discapacidad, he sido la que me he encargado de todo. Es machista ¿por qué en el siglo XXI tiene que ser así? Todavía hay situaciones muy injustas; hijos e hijas se tienen que ocupar de la familia no sólo yo por ser soltera.
¿Cuáles consideras tus logros más destacados?
Lograr el empoderamiento personal, saber que tú también tienes derecho a parar y decir “yo me tengo que cuidar y he de cuidar mi mente”. Encontrar herramientas para estar mejor y tratar de no estar tan pendiente. Me siento muy sola con mi familia, por eso sentirte acompañada, como lo hacen aquí, es tan importante.
Hablemos de dificultades… ¿Qué obstáculos te has encontrado en este camino?
La soledad y la falta de asumir responsabilidades. Mucho dolor emocional, decepción familiar. No te puedes relajar nunca, no desconectas, tienes tan interiorizado el cuidar de esa persona que no piensas en ti. No tienes descanso mental.
Y ahora, ¿Qué retos te has planteado?
Ahora tengo muy claras mis metas. Son dos: buscar un apartamento para vivir sola e irme de casa de mi madre y adoptar un perro. He vuelto a tener ilusiones gracias a ese apoyo emocional que he recibido, cuando estaba mal no tenía.
¿Qué le dirías a una mujer cuidadora, en una situación parecida a la que tú tenías?
Dos cosas importantes: no estar siempre disponible y explicar a la familia (incluida la persona a la que cuidar) de forma asertiva que la responsabilidad es de todas las personas que la forman. Consenso y acuerdo. Sin esas dos cosas todo es imposible.
No tengo palabras para agradecer a Fundación Mujeres la ayuda que me han dado tanto anímica, emocional, laboral, autoestima y que una fundación de este tipo todavía es muy importante. El apoyo que se da aquí es muy importante.
Desde Fundación Mujeres y Cuidadanas, queremos agradecer a Ana Isabel Foronda Perdiguero su colaboración y participación y animar a más mujeres como ella a seguir luchando por sus motivaciones personales, sociales y laborales para conseguir los logros que se propongan.
Si estás interesada en reconducir la tarea del cuidado que realizas para darte el espacio que necesitas y construirte como mujer y como mujer cuidadora puedes contactar con nosotras llamando al 915 912 420 o al correo cuidadanas@fundacionmujeres.net
Esta actividad está financiada por el
Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030