La erradicación de esta lacra social está vinculada, según Chaves, a la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres. "La desigualdad genera violencia, todo lo que suponga situar a las mujeres en un nivel secundario, de pérdida de autoestima, de limitación de opciones o de posibilidades de desarrollo personal o social es un ejercicio de violencia, que se viene denominando como violencia simbólica, pero que, en definitiva, acaba sustentando en el imaginario colectivo las prácticas de violencia física, psicológica o sexual realmente ejercidas sobre mujeres concretas", explicó.
