En el año 2001, Nevenka Fernández, por entonces concejala de Ponferrada, decidió poner fin a la situación de acoso sexual que estaba sufriendo y denunció, pública y judicialmente, a su jefe, Ismael Álvarez, Alcalde de la localidad.
En aquel momento, la sociedad no estaba preparada para enfrentar esta situación de violencia machista y, a pesar de su valentía, de su denuncia -que era de todas- y de haber obtenido una sentencia condenatoria, la primera de este tipo, Nevenka, no obtuvo los apoyos que merecía.